Cómo aliviar cólicos menstruales con hábitos y nutrición
Los cólicos menstruales pueden ser tan intensos que interfieren con el trabajo, el deporte o el descanso. Aunque muchas personas los normalizan, el dolor no es “inevitable”: suele tener mecanismos fisiológicos claros y, en algunos casos, una causa subyacente tratable. En este artículo verás qué ocurre en el cuerpo durante un cólico, cómo distinguir un dolor menstrual primario de uno secundario y qué estrategias prácticas (y seguras) suelen ofrecer más alivio.
Qué son los cólicos menstruales y por qué duelen
Durante la menstruación, el útero se contrae para expulsar el endometrio. Esas contracciones se vuelven dolorosas cuando se intensifican o cuando disminuyen el flujo sanguíneo local.
Prostaglandinas: el disparador más frecuente
En el dolor menstrual primario, un factor común es el aumento de prostaglandinas, moléculas relacionadas con inflamación y contracción muscular. Cuando suben, el útero tiende a contraerse con más fuerza y el dolor aumenta. Por eso muchos tratamientos eficaces no “tapan” el síntoma al azar: reducen prostaglandinas o disminuyen la sensibilidad al dolor.
Dolor primario vs. secundario
- Primario: aparece desde la adolescencia o pocos años después de la primera menstruación, suele repetirse con un patrón similar y mejora con medidas estándar.
- Secundario: comienza de nuevo en la adultez, empeora con el tiempo o se acompaña de otros síntomas. Puede asociarse a endometriosis, miomas, adenomiosis, quistes ováricos u otros problemas.
Señales de alarma (consulta cuanto antes)
Busca evaluación médica si aparece alguna de estas situaciones:
- Dolor nuevo, muy intenso o progresivo en ciclos recientes.
- Sangrado muy abundante o entre periodos.
- Fiebre, malestar marcado o dolor pélvico fuera de la regla.
- Dolor con las relaciones sexuales, al evacuar o al orinar.
- Síntomas de anemia (cansancio extremo, palidez, mareos).
Medidas con mejor evidencia para aliviar el dolor
Si tu dolor es primario o ya tienes diagnóstico y plan con tu profesional, estas estrategias suelen ser las más útiles.
Calor local y movimiento
Aplicar calor en la parte baja del abdomen (bolsa de agua, parche térmico) relaja músculo liso y reduce la percepción de dolor. Combínalo con movimiento suave:
- Caminar 10–20 minutos.
- Movilidad de cadera y zona lumbar.
- Respiración diafragmática para disminuir tensión.
Antiinflamatorios: cuándo tienen más efecto
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) actúan reduciendo prostaglandinas. En muchas personas funcionan mejor si se usan al inicio del dolor o incluso cuando se anticipa el cólico. No son para todo el mundo: si tienes gastritis severa, úlcera, enfermedad renal, tomas anticoagulantes o tienes indicación médica de evitarlos, consulta alternativas.
Sueño y estrés: el modulador olvidado
Dormir poco y vivir con estrés sostenido aumenta la sensibilidad al dolor. En la práctica, mejorar el sueño no elimina un cólico por sí solo, pero sí puede bajar el “volumen” del sistema nervioso.
Acciones simples para dos semanas antes de la menstruación:
- Mantén horarios regulares de sueño.
- Reduce alcohol y cenas copiosas.
- Exposición a luz natural por la mañana.
Nutrientes y suplementos: qué vale la pena considerar
Aquí conviene diferenciar entre “sonar bien” y “ser seguro y útil”. Los suplementos pueden ayudar, pero no sustituyen un diagnóstico ni deberían usarse en dosis altas sin control.
Vitamina D: revisa niveles antes de megadosis
La vitamina D participa en múltiples procesos, incluidos inmunidad e inflamación. Si sospechas déficit (poca exposición solar, piel oscura, invierno, sobrepeso, dieta limitada), lo más prudente es medir 25(OH)D y suplementar según indicación. Dosis muy elevadas sin seguimiento pueden causar hipercalcemia y otros problemas.
Magnesio: puede ayudar a la contracción y al descanso
El magnesio participa en función muscular y nerviosa. Algunas personas notan menos tensión y mejor sueño con formas bien toleradas (como glicinato o citrato). Empieza con dosis moderadas y observa tolerancia intestinal.
Omega-3, vitamina E y tiamina (B1): apoyo potencial
La evidencia es variable, pero hay señales de beneficio en:
- Omega-3 (pescado azul o suplemento) por su perfil antiinflamatorio.
- Vitamina E en dosis moderadas durante días cercanos al periodo.
- Tiamina (B1) si hay baja ingesta, especialmente en dietas muy refinadas.
Antes de suplementar, prioriza alimentos:
- Pescado azul, nueces y semillas.
- Verduras de hoja verde.
- Legumbres, cereales integrales y carnes magras (si las consumes).
Hábitos que suelen mejorar el terreno
No existe una dieta “mágica”, pero sí patrones que reducen inflamación y mejoran tolerancia al dolor.
Reduce ultraprocesados y controla picos de azúcar
Los ultraprocesados, el exceso de azúcar y las comidas muy frecuentes pueden empeorar energía, sueño e inflamación en algunas personas. Prueba durante 2 ciclos:
- Proteína suficiente en comidas principales.
- Más fibra (verduras, legumbres) para estabilidad glucémica.
- Menos bebidas azucaradas.
Ejercicio regular, no solo durante el dolor
El ejercicio aeróbico y de fuerza, sostenido en el tiempo, se asocia a menor dolor menstrual en parte de la población. La clave es la consistencia:
- 2–3 sesiones semanales de fuerza.
- 2–3 sesiones de cardio moderado.
Plan práctico para tu próximo ciclo (sin complicarte)
- Registra 2 variables: intensidad del dolor (0–10) y duración.
- Prepara calor y úsalo al primer síntoma.
- Define con tu profesional si los AINE son adecuados y cómo tomarlos.
- Cuida el sueño 10–14 días previos.
- Revisa hierro y vitamina D si hay fatiga o sangrado abundante.
- Evalúa: si el dolor no mejora o cambia de patrón, pide estudio para descartar causas secundarias.
Conclusión
Los cólicos menstruales suelen estar impulsados por prostaglandinas, contracción uterina y sensibilidad al dolor, pero no todos los casos son iguales. Con calor, un plan de movimiento, hábitos de sueño, estrategia farmacológica segura y una nutrición que apoye al cuerpo, muchas personas logran mejorar de forma significativa. Si hay señales de alarma o el dolor cambia, la mejor “herramienta” es un diagnóstico oportuno.
Autor/Fuente: Drberg